«Ni en otras seis vidas arreglo yo este desastre

miércoles, 22 de enero de 2014

Desorientada.

Un fuerte nudo aprieta demasiado en mi pecho. Con un poco de suerte me ahogará antes de que las lágrimas, que amenazan con salir, empiecen, y entonces no pararán. Mis pensamientos me marean. Cada vez estoy más confusa acerca de lo que hacer con "mi vida"; y digo "mi" entre comillas porque hace tiempo que dejé de poder dirigirla, y "vida" porque esto ya no es vida, no sé ni lo que es. Cada día es una aventura, llena de obstáculos y desilusiones, acompañada de unas cuantas sonrisas, que no compensan a tanta desolación interior. Deseando sentir la sangre correr por la superficie de mi piel. Esa sensación que me hacía sentirme viva, porque dolía, y me devolvía a la realidad cuando toda mi mente cooperaba por abrumarme e invadirme de tristeza que no era capaz de superar. Se empeñan en hacerme creer algo que yo no puedo ver. "Estás delgada" repiten una y otra vez, pero la que ve esas mollas asquerosas, esos muslos llenos de grasa, cuando está desnuda frente al espejo, soy yo, no ellos. Quieren llevarme a un tío que piensa que estoy loca. Tan solo porque no ven y sienten lo que yo, y esperan que le cuente el por qué de mis problemas, cuando ni yo misma lo sé. Solo esperan verme como ellos quieren, pero luego dicen "sé tú misma". Si bajo de peso un poco más, querrán llevar notas de mi peso semana a semana, como a un cerdito al que ceban y pesan para comerse. Son como lobos, quieren acabar con lo más profundo de mí, pero lo que no saben es que ya no queda nada.

viernes, 17 de enero de 2014

Touch me.

«Y susurró "tócame" a la vez que sus verdosos ojos se clavaban en los de él. Avanzó  lentamente, hasta que la distancia entre los dos apenas podía percibirse. Él, con suma delicadeza, acarició su brazo y subió la mano hasta sus frágiles hombros, donde la reposó mientras acababa con aquellos centímetros que separaban sus labios de los de ella. Al mismo tiempo que sus lenguas se encontraron para jugar, empezó a deslizar la mano por la espalda de ella hacia abajo, embaucándose en una aventura en busca de lo que nunca antes había encontrado. Sus bocas, cada vez más rápidas y seguras, apenas dejaban tiempo entre beso y beso para respirar. ¿Mariposas? No, aquello se parecía más a un enjambre de abejas asesinas que aceleraban el cosquilleo conforme más abajo llegaba la mano de él. Ella rodeó con los brazos el cuerpo de él, atrayéndolo hacia sí y permitiéndole sentir su proximidad. Sus respiraciones, cada vez más entrecortadas formaban una melodía de la que solo ellos podían disfrutar. Llegó la ansiedad, la mano de él subió el camisón blanco nácar de ella, y agarró con decisión sus nalgas, a la vez que ella rodeaba también con sus piernas la cintura de él, pasó sus manos por debajo de su camiseta, y acarició cada milímetro de su suave y fuerte piel. Antes de que pudiese darse cuenta, él había descubierto el camino a lo más profundo de ella. En aquel beso ya solo se distinguía una fusión de labios, y de un movimiento rápido, la unión de ambos se hizo completa. Despacio, lento, suave, fuerte, rápido. Antes de que alguno de los dos quisiera darse cuenta de lo lejos que habían terminado esos besos inocentes, llegaron al fin. Jadeando aún, se separaron, y ella le susurró un último "te quiero" antes de esconder sus mariposas ante el resto del mundo.»

domingo, 5 de enero de 2014

Just pretend.

Venga, finge que llevas la vida perfecta y feliz (que no llevas). Vístete guapa, princesa, péinate y maquíllate. Labios de color magenta, en contraste con tu blanca y magullada piel. Siente la presión del mundo. Esperan de ti mucho, asíque tienes que estar a la altura (aunque sabes que no puedes). Tacones altos. Venga. Eh, se te olvidan los modales de princesa. Sé amable, y sobre todo no llores, parecerá que te haces la víctima, porque tu vida es "perfecta", ¿recuerdas? exacto ¿qué? ¿tus sentimientos? ¿acaso no ves que no importan? Todos tienen problemas, y los tuyos son igual de importantes que los de los demás, y eso te quita el derecho a estar mal. Pero no importa, venga princesa, sigue en pie, que ya queda poco. ¿Ves a esa gente a tu alrededor? Se está creyendo el papel. Nadie se preocupa de lo que sientas, sólo de las apariencias. ¿Otra sonrisa para la cámara?

Como Roma.

Gritos de socorro nunca pronunciados. Dolor. Desesperación. Más dolor. Un nudo en la garganta que cada vez se hace más grande y aprieta más. Lágrimas que tienen miedo de salir y cada vez se esconden más adentro. Un corazón cada vez más inundado de desilusiones. Miedo. Mucho miedo. Oscuridad. No hay salida fácil, solo una que te empuja a gritos, discusiones, insultos, reparos, y daño. El mundo a tu alrededor se desmorona. Todo en ruinas, como Roma. Y tú, pequeña y perdida, en medio de todo, sola.